La obra de Cocteau abarcó diversas disciplinas, pero ha sido su cine la parcela más resistente al tiempo, inspirando a una pléyade de creadores. Desde su inicio en plena efervescencia de las vanguardias hasta su conclusión con la nouvelle vague, su filmografía se desarrolla como la obra de un poeta que se sirve del cine para expresar sus obsesiones. Su cine reflexiona sobre cuestiones como identidad, creación o muerte, y ofrece un lugar donde preguntarse por la relación del hombre con el lenguaje y con lo que queda fuera de él, pero con un lenguaje donde se unen fondo y forma y se imponen la emoción y la belleza, resultando que las propias preguntas son las únicas respuestas legítimas.