La “Novena Sinfonía” se compuso en 1824, y desde entonces ha sido la obra musical con mayor éxito político en Occidente, hasta el punto de que su “Oda a la alegría” fue designada himno oficial de Europa. Desde el nacimiento de los himnos nacionales en la modernidad y desde la construcción, a lo largo del siglo pasado, del mito de Beethoven, familias políticas de diversa índole e incluso antagónicas—desde los republicanos franceses a los nacionalsocialistas alemanes—han usado del final de la “Novena”; y hoy, en una trama política cada día más compleja, parece erigirse como símbolo integral europeo de un proyecto compartido que, a la estela del texto de Schiller—«todos los hombres serán hermanos»—, apunta hacia una antigua utopía de fraternidad. Esteban Buch analiza, desde una perspectiva interdisciplinar y rigurosa, las causas de tan fulgurante e inaudito éxito, y nos desvela asimismo el núcleo paradójico en que éste se sustenta.