Al afirmar que el arte es la actividad fundamental de la vida, Nietzsche pone la estética en el centro de su filosofía. Este lugar privilegiado de la estética se mantiene a lo largo de toda la meditación del filósofo. Así, en sus primeros escritos, el mundo es un dios que se redime de su dolor y contradicción creando el ámbito de la apariencia, de modo que la existencia es contemplada como la obra de arte surgida de la fuerza primordial: Dionisio habla el lenguaje de Apolo. En sus últimos escritos la realidad es concebida como una serie de fuerzas múltiples que, debido a su exceso de poder, tienden también a la transfiguración, a la creación. La lectura de teoría estética se hace, por tanto, necesaria para comprender el núcleo del pensamiento del filósofo del eterno retorno.
Este libro, que se abre con un prólogo a modo de introducción general a la estética de Nietzsche, reúne por primera vez los fragmento relativos a esa materia del filósofo de la voluntad de poder. Los textos han sido extraídos en su mayor parte de escritos póstumos. Además, los fragmentos están dispuestos por capítulos que se corresponden con los principales temas de su pensamiento estético: Dioniso y Apolo, la justificación estética de la existencia, el arte como estimulante de la vida, el artista y la obra de arte, el gran estilo, lo clásico y lo romántico. El libro se completa con un capítulo compuesto con los fragmentos dedicados a la teoría sobre las diversas artes particulares.