La buena vida propone al lector visitar siete casas fantásticas creadas a lo largo del siglo XX, en otras siete jornadas o capítulos, despojando su mirada de códigos y prejuicios profesionales: un recorrido que niega la modernidad como experiencia triunfante del positivismo y recupera la pluralidad radical del siglo. No se trata de un manual de arquitectura doméstica, ni tiene la ambición de dar instrucciones sobre qué hacer. Su objetivo es alertar y contribuir a una mayor conciencia de los vínculos entre las formas de pensar, de ver el mundo, los modos de vida y las técnicas proyectuales; que éstas no son neutrales sino que limitan y contienen en sí mismas la capacidad de maniobra crítica de nuestro trabajo.