Sexo, misterio y religión. Tres cuestiones entrelazadas, tres miradas para desenredarlas. Como punto de partida, la llamada Villa de los Misterios en Pompeya y su famoso fresco. Haciendo tabla rasa de las interpretaciones pasadas y de las lecturas para especialistas, Paul Veyne aborda una investigación minuciosa que sitúa estas pinturas en un mundo femenino ideal, impregnado de poesía dionisiaca y que desemboca en una fenomenología del sentimiento religioso entre los hombres de la Antigüedad. Como contrapunto a este análisis, François Lissarrague nos introduce en la imaginería del gineceo, mientras que Françoise Frontisi-Ducroux se aventura, a continuación, en el ámbito de la erótica griega, para interesarse por las modalidades de la mirada en los momentos más íntimos.