Lo grotesco es una categoría estética que no se define con claridad hasta el siglo XIX, pero cuya presencia festiva y transgresora se puede rastrear en la historia del arte desde muchos siglos atrás. La historia de la palabra “grotesco” empieza en el Renacimiento italiano, con el descubrimiento de la antigua pintura decorativa romana, que jugaba con seres híbridos y sugería espacios ingrávidos. Una pintura “atrevida y ridícula” que será recreada muchas veces a partir del siglo XVI. Este libre juego con la figura humana es comparable a la distorsión del lenguaje verbal en la literatura de Rabelais, a la esquematización cómica de los personajes en el teatro de la commedia dell’arte, y también a la poderosa tradición popular que recorre toda la Edad Media: el carnaval, con su reivindicación festiva de un mundo al revés, y el sueño utópico de la libertad, la igualdad y la abundancia.
Este libro se adentra en diversas tradiciones cómicas y encuentra en ellas unas mismas necesidades de juego y esperanza: el descrédito de la seriedad del mundo oficial, la reivindicación de las pasiones corporales, el deshacerse del miedo a través de la risa... Además, subraya la herencia de lo grotesco en la obra juvenil de Dalí, y destaca su vitalidad y vigencia transgresoras aún en la década de los noventa, con artistas como Franz West, Paul Mc Carthy o Louise Bourgeois.