A finales del siglo XIX, los arquitectos, artistas y artesanos más importantes del modernismo catalán, Antoni Gaudí y Lluís Domènech i Montaner entre ellos, cambiaron para siempre la faz de la Villa de Comillas, en Cantabria. Su trabajo fructificó en obras monumentales como el edificio El Capricho, el Seminario Pontificio,
el Palacio de Sobrellano, la Capilla-Panteón
de los Marqueses de Comillas o el cementerio.