Escasos meses después de la muerte de Conrad en 1924, Ford publicó este recuerdo personal, una memoria en la que rinde tributo a su antiguo colaborador y recrea la atmósfera de sus diez años de trabajo juntos. A lo largo del libro se sucederán los encuentros con otros escritores, las vicisitudes del mundo editorial y toda clase de anécdotas entre los dos protagonistas, pero también seremos testigos del detallado proceso de escritura de dos de las obras para las que se asociaron: Los herederos y Romance. Al entrar en su estudio de trabajo, asistimos a un peculiar taller de composición literaria en el que Ford y Conrad se ejercitan en el método impresionista y superan los problemas técnicos que éste propone y que, a la postre, les servirán para crear sus obras.
Ford Madox Ford (Merton, Inglaterra, 1873 - Deauville, Francia, 1939), novelista, crítico literario y editor comprometido con la vanguardia literaria más experimental, fue también un personaje contradictorio: moderno pero con raíces victorianas, el «último tory» orgulloso de vestir el uniforme del rey y que, sin embargo, gustaba de escandalizar a su sociedad, y un mitómano redomado que se codeó con gran parte de los autores que revolucionaron la novelística en el pasado siglo. Un escritor que se ha ganado a pulso la esquiva posteridad con obras como El buen soldado o El final del desfile, hitos en la historia literaria de todas las épocas.
«Es uno de los mejores libros que yo haya leído sobre la técnica de escribir una novela.» (Sinclair Lewis, autor de Calle Mayor y Babbitt)