Marlene Dietrich, en el entorno prusiano y burgués del Berlín de los años veinte, vivió su existencia con apasionado anticonvencionalismo. Estrella cosmopolita, utilizó todo su glamour y su poder de convicción en la lucha contra la Alemania nazi. Tenía una conciencia tan plena de su propia leyenda, que decidió pasar la
última década de su vida en absoluta reclusión, para no permitir que sus admiradores presenciasen su decadencia. "No importa cómo te rompa el corazón, "escribió Ernest Hemingway, "siempre estará ahí para remendártelo