Los autores no tienen la misma idea de religión. Pero las coincidencias son importanes. Intentan medir la influencia de la religión en España. Uno se fijará en la correlación entre vida política y vida religiosa desde un punto de vista estrictamente sociológico. Otro en cómo la democracia ha podido suprimir al Dios ideológico del franquismo para introducir una religiosidad light en la que todo vale porque no vale nada. otro en cómo, en el terreno de la legalidad, hemos dejado el confesionalismo para entrar en una suerte de mercantilismo paraconfesional. Otro en cómo la religión cristiana continua determinando, incluso en las conductas que se autotitulan indiferentes, los comportamientos morales. Da la impresión de que hemos cambiado mucho menos de lo que creemos y de que, citando al zarzuelero vienés, el progreso tiene más de aparente que de real.
El lector encontrará un decisivo intento de claridad. Por eso no se rehuyen problemas ni se muerden los autores la lengua. Difícilmente podría ser de otra manera cuando la labor se realiza con seriedad. Difícilmente encontrará el lector, sin embargo, propaganda o falta de respeto. Finalmente convendría decir aquello que, convertido en tópico, posee en nuestro caso una indudable frescura: que estas páginas sean el comienzo de un debate mayor.
Javier Sádaba