La España de la Restauración había depositado muchas esperanzas en la Armada como instrumento de la unidad nacional, prestigio y defensa en el exterior, expansión colonial y motor del desarrollo técnico e industrial. Sin embargo, la rápida y total derrota de 1898 vino a demostrar los grandes errores cometidos tanto antes de la guerra, en la construcción de la escuadra, como durante las operaciones, pese a una teórica igualdad con un enemigo que todavía no era la gran potencia naval y militar del siglo XX. Se apuntan, por último, algunas de las consecuencias para la propia Armada del ''Desastre'', así como las razones para que persistan erróneas explicaciones sobre sus causas.