Durante toda la segunda mitad del siglo XX y hasta nuestros días, el Próximo Oriente se ha configurado como uno de los centros neurálgicos de las relaciones internacionales, como una de las regiones de mayor conflictividad a escala mundial, manteniéndose en un primer plano constante de la actualidad internacional. El conflicto general del Próximo Oriente ha estado alimentado por tres tipos de enfrentamientos: la guerra entre Israel y los países árabes y los palestinos, las crisis entre los propios países árabes y musulmanes, y la presencia e intervención de potencias extranjeras. Pero desde los años 90 esta situación conflictiva parece irse regulando al comprometerse tanto Israel como los países árabes y los palestinos, más el final de la guerra fría, en un serio y continuado proceso de paz global para la región, superados ya los años de guerras.