Rusia es un «país-mundo» que ocupa la sexta parte de la superficie terrestre, está dotado de enormes recursos naturales y en él se da todo el pluralismo civilizatorio -étnico, religioso y cultural- del planeta. Por eso su transición está siendo especialmente complicada y azarosa. Esa transición ha supuesto el hundimiento de un superestado multinacional y también el fin del orden mundial bipolar instaurado en 1945. Este es un libro excelentemente bien informado, escrito por el corresponsal de La Vanguardia en Moscú durante catorce años y testigo personal, por tanto, de ese complejo proceso de transición que diecisiete años después aún no ha concluido y cuyo desenlace gravita ominosamente sobre el mundo entero.