Wesley K. Clark, general norteamericano de cuatro estrellas que ha sido comandante general de la OTAN y que se prepara para enfrentarse a Bush en las próximas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, critica la dirección de la guerra de Irak, que analiza magistralmente, y el error de no haber previsto qué hacer después de la victoria militar, a la vez que ataca la política de los neoconservadores que, como le reveló un alto jefe del Pentágono, promovieron este conflicto como inicio de un plan de cinco años para intervenir en siete países distintos. Contra los sueños imperiales del entorno de Bush, Clark defiende una política de colaboración internacional: "No necesitamos el nuevo Imperio Americano. Un mundo interdependiente no acepta ya el predominio de una nación sobre otras". Plantea, finalmente, las bases de "una nueva estrategia" para enfrentarse a los problemas internos de la sociedad norteamericana, en lo que debe verse como la primera formulación de un nuevo programa político mas democrático y socialmente más consciente.