A diferencia de las instituciones políticas o económicas, los movimientos sociales tienen un poder esquivo, pero no por ello menos real. Revoluciones como la francesa y la americana, el movimiento obrero, los movimientos étnicos y religiosos, o sublevaciones como las ocurridas en Europa oriental, han promovido cambios sustanciales en el sistema político y en la sociedad. Sin embargo, sus mecanismos y desarrollo siguen planteando numerosos interrogantes: ¿Qué induce a los ciudadanos corrientes a echarse a la calle en un momento y no en otro? ¿Cuál es el impacto a largo plazo de las acciones colectivas? ¿Cuál es su poder real? Este estudio ya clásico examina la historia de los movimientos sociales y propone una teoría de por qué surgen y se debilitan, prestando especial atención a sus efectos sobre las vidas personales, las reformas y las instituciones políticas.