Las historias oficiales de las guerras nos hablan, sobre todo, de heroísmo y sufrimiento. Quienes participaron en ellas como combatientes prefieren, por lo general, callar acerca de sus experiencias. No, como se suele pensar, por no recordar los horrores que vivieron, sino para no verse obligados a confesar las satisfacciones que les proporcionó el poder de destruir y matar. Partiendo de las evidencias de las dos guerras mundiales y de la de Vietnam, Joanna Bourke, profesora de historia del Birbeck College de Londres, ha escrito un libro estremecedor acerca de cómo se prepara a los hombres para matar y cómo estos acaban sintiendo placer matando a sus enemigos, incluso cuando se trata de asesinar a prisioneros indefensos. Al fin y al cabo no hacen más que seguir unas órdenes de sus mandos, que incluso el propio clero castrense suele disculpar. Este libro, que recibió el premio Fraenkel, que se concede a "una obra excepcional de historia del siglo XX", cambiará nuestra percepción de la naturaleza misma de la guerra.