Georges Bataille es uno de los literatos y pensadores franceses más provocadores e interesantes del siglo xx. Su capacidad para relacionar con innegable coherencia asuntos tan aparentemente alejados entre sí como el erotismo y el ascetismo religioso o el orgasmo y la creatividad ha contribuido a crear una obra heterodoxa y abiertamente transgresora, cuyas fuentes se basan, no obstante, en filósofos de la talla de Hegel, Nietzsche o Heidegger.
«El ser humano constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan... No creo que el hombre tenga la más mínima posibilidad de arrojar un poco de luz sobre todo eso antes de dominarlo», afirma Bataille en el prólogo a este magnífico ensayo que es El erotismo. Y, para su autor, el erotismo es un problema filosófico fundamental, en la medida en que, sin dejar de ser una actividad estrictamente humana, nos enfrenta sin cesar a nuestra naturaleza animal. Esta obra es, sin duda, uno de los textos fundamentales de su autor y representa una especie de gran suma de los temas que siempre le fascinaron: la íntima vinculación entre el amor, la pasión y la muerte, el significado de la transgresión o la turbadora relación entre la santidad y la voluptuosidad. Cierra esta indagación sobre lo erótico una serie de estudios dedicados a las variadas reencarnaciones del sadismo, el enigma del incesto o la sensualidad del misticismo.