Es posible que hablar de comida entusiasme a los italianos tanto o incluso más que degustarla. En efecto, poseedores de una de las gastronomías más variadas y apetitosas, los italianos se complacen en ponderar platos, comentar ingredientes y alabar las especialidades regionales: Petrarca ya lamentaba que a sus compatriotas les interesara más la cocina que la literatura. Este libro es ante todo una festiva y apasionada declaración de amor a Italia, a sus gentes, su cultura y, sobre todo, a la casi inabarcable variedad de sus cocinas regionales.
Concebido como un imaginario viaje de norte a sur, esta guía gastronómica y cultural presenta en cada uno de sus capítulos los productos típicos de cada región y modos de elaboración: de las soberbias sopas de pescado a los sublimes risottos, del infinito mundo de la pasta y de los quesos a la magia de los aceites de oliva, las pizzas, los helados o los aromáticos cafés.
Para transmitirnos toda esta sabiduría culinaria, la autora recupera recetarios de diversas épocas y rememora las impresiones que Italia provocó en viajeros como Goethe, Stendhal o Dickens. Ha visitado también mercados y lonjas, e incluye suculentas páginas acerca de las virtudes de la cocina mediterránea y otras tantas sobre la filosofía del Slow Food, ese importante movimiento social que aspira al cultivo de un hedonismo inteligente. En suma, esta obra entusiasmará a los lectores hasta el punto de que querrán subir al primer avión hacia Italia.