“Creo poder asegurar que de cien personas hay noventa que son lo que son, buenas o malas, útiles o inútiles a la sociedad, debido a la educación que han recibido. Es de ahí de donde viene la gran diferencia entre los hombres”, En dicha creencia basa Locke sus concepciones educativas, preponderantes en las sociedades liberales europeas que se van conformando con el ascenso y predominio de las clases burguesas. Frente al viejo ideal de la educación renacentista –humanista pero aristocratizante- el utilitarismo del filósofo inglés iba a influir poderosamente en la reforma de la enseñanza –reducción de los castigos, atención a la naturaleza particular del niño, reivindicación de la importancia de las lengua, ....- y en definitiva en la educación y formación específica del gentleman.