Rocio nació en Barcelona con un lápiz en la mano, al menos eso decía su madre. Dibujaba o pintaba todo aquello que se le ponía delante. Leía todos los cómics que me caían en las manos, desde Súper López hasta Conan el bárbaro, pasando por Candy Candy o Esther y su mundo. Devoraba Looney Tunes; su favorito era Correcaminos (pobre Coyote...). Tras licenciarse en Bellas Artes, deambuló en profesiones diversas, como la fotografía, el muralismo, la pedagogía o la publicidad, que la mantuvo alejada de los lápices durante 12 años.
Finalmente, en 2011,
y de forma casual, llegó a la ilustración editorial.
Completó su formación con talleres específicos de la mano de Ignasi Blanch y
Roger Olmos, y en 2014 se lanzó a contar sus propias historias con Cara de
pájaro, su primer álbum ilustrado como autora integral.
Hace libros sobre niños porque le fascina el universo interior que tienen. Intenta hablar su lenguaje, reflejar el mundo tal y como ellos lo ven, con inocencia, libre de prejuicios y, sobre todo, ¡con mucho humor! ¿Sus manías? Dibujar pastelitos, pájaros, vestir a los personajes con camisetas a rayas y calzarlos con Converse. Escuchar a Billie Holliday o Chet Baker mientras trabaja. Y la iconografía de Starwars.
A día de hoy ha publicado más de cincuenta libros, que han ganado diversos premios y han sido traducidos a más de treinta idiomas en todo el mundo. Tiene tres hijos que son sus mayores críticos, sus mayores fans y una fuente inagotable de inspiración, porque la realidad siempre supera a la ficción. Si fuera un animal, sería un periquito.