Borges aseguraba que había estudiado alemán fundamentalmente para leer a Schopenhauer en su idioma original, y Thomas Mann escribió que la metafísica schopenhaueriana podía compararse a una especie de subyugante filtro mágico cuya quintaesencia era el erotismo. Lo cierto es que Schopenhauer cuidó tanto la precisión conceptual como el estilo literario y el buen uso de las metáforas. Además de cautivar a Nietzsche y a Wittgenstein, también anticipó muchas de las intuiciones del mejor Freud, tal como éste habría de reconocer bien a su pesar. Este libro ofrece una introducción tan accesible como rigurosa al pensamiento de Schopenhauer ---cuyo principal empeño era lograr una conjunción entre la sabiduría oriental y la filosofía de Kant---, prestando una particular atención a sus reflexiones acerca del destino, la libertad, la muerte, el sueño y la voluntad.