Un paciente con cáncer de pulmón es dado de alta para que pueda morir en su casa. Seis meses más tarde, el mismo paciente se presenta ante su médico sin rastros de tumor.
Ante casos como éste no sólo manifestamos admiración y sorpresa, sino que frecuentemente los atribuimos al azar. Pero, de acuerdo con lo que hoy afirma una vanguardia de la medicina, este tipo de mejoría no es excepcional. Por el contrario, constituye una prueba de que el cuerpo humano es poseedor de un sistema intrínseco de curación capaz de hacer que nuestro organismo recupere la salud, incluso en casos en los que parece imposible.