La mayoría de la gente se llena hasta los topes de preocupaciones y de dolor porque no tiene un ápice de confianza en la vida, y eso es una gran estupidez porque, cuando uno se hace una cosa así, sólo consigue envejecer y llenarse de arrugas. Cuando alguien permite que el sentimiento de su corazón llene todo su ser y se haga cargo de su vida, significa que piensa y siente que Dios vive en su interior y eso es lo más bello, lo más grandioso que se puede imaginar. Pero para llegar a eso, a cambio, es necesario tener mucho valor. Sólo se nos regala una cosa sin tener que dar nada a cambio: la vida.
Con estas palabras, Dorothee, la niña que Alfonso conoció en el hospital cuando pasaba por el momento más crítico de su vida y que le devolvió las ganas de vivir, intenta explicar la más sencilla de las razones que gobiernan la existencia humana: el amor por la vida. Movido por la voz interior de Dorothee, Alfonso, el adulto, debe realizar un viaje hacia su propio corazón -apagado- para enfrentarse con valor, al miedo, la rabia y el odio que le impiden disfrutar de una vida plena.
Las páginas de El corazón brillante son una invitación sencilla y directa a la VIDA con mayúsculas, una invitación a no dejarnos dominar por el dolor y a vivir sin miedo, agradecidos por ese don que hemos recibido sin que se nos haya pedido nada a cambio.