«Estoy, junto con mis semejantes (...) en los comienzos de una mutación (...) el hombre comienza a sobrepasar infinitamente al hombre (...) Se convierte en lo que es: el más terrorífico y perturbador técnico (...) el que desnaturaliza y rehace la naturaleza, el que recrea la creación, el que la saca de la nada y el que, quizá, vuelva a llevarla a la nada. El que es capaz del origen y del fin.
»El intruso no es otro que yo mismo y el hombre mismo. No otro que el mismo que no termina de alterarse, a la vez aguzado y agotado, desnudado y sobreequipado, intruso en el mundo tanto como en sí mismo, inquietante oleada de lo ajeno, conatus de una infinidad excreciente.»