La auténtica revolución que marcará las pautas del siglo XXI será una (r)evolución silenciosa, que no necesitará de grandes manifestaciones multitudinarias ni de batallas sangrientas para ser reconocida como tal. No será una revolución mediática, que aparezca en todos los noticiarios del mundo. Será una revolución mucho más sutil y profunda. Gratificante, dulce, positiva. Será una (r)evolución que nacerá en lo más profundo de nuestro interior y que representará, sin duda, un salto hacia adelante en nuestra consciencia.