Cuenta un bello relato que, cuando Buda tuvo que atravesar un gran desierto, los dioses, con la intención
de protegerlo, le arrojaron desde sus varios cielos sombrillas para resguardarlo del sol. A fin de no ofender a ninguno
de ellos, Buda se multiplicó cortésmente, y cada dios vio que un Buda marchaba sonriente bajo la sombrilla que le había
enviado. "Nadie se libra del azaroso mundo del ofender y sentirse ofendido. La ofensa deriva de la conciencia del ego,
es una creación humana y un medio para el control social y la lucha de poder. Éste es uno de los precios que estamos
pagando por el ejercicio - a veces mal ejercido - de la razón. No es inteligente vivir ofendidos, arrastrando el peso
de las ofensas porque ya no se trata de quien tiene razón sino de preguntarnos a dónde nos ha llevado esta razón de la
que tanto presumimos. ¿Hemos conseguido un territorio interior sereno, donde puede crecer el amor, la ternura y la
creatividad o bien vivimos infelices, desengañados de nosotros mismos y de los demás, resentidos, y agresivos? Con más
de cincuenta cuentos y anécdotas y repleto de reflexiones este ameno ensayo propone liberarnos del peso y de la
toxicidad de la ofensa recorriendo el camino hacia el perdón y la reconciliación. El resultado será la recuperación de
un territorio interior ecológico, equilibrado y armónico.