Puerto Rico, a caballo del Atlántico y el Caribe, es un país de ensueño con sus playas de arenas blancas y aguas transparentes. Sin embargo, las playas son simplemente uno entre los muchos atractivos de la isla. Reservas y parques naturales, bahías fosforescentes, iglesias barrocas y ciudades coloniales, aderezan cualquier viaje al ritmo de las melodías del trópico siempre sensuales y ardientes.