En el año 1933, Christa Schroeder, una joven secretaria del partido nazi, ingresa en el servicio exclusivo de Adolf Hitler. Durante doce años trabaja de manera incansable junto al Führer: de día y de noche, en la cancillería, en Berghof, en el búnker de Berlín y no le abandonará hasta unos días antes de su muerte. En el año 1947 la reconoce un agente franco-americano con quien mantiene una larga entrevista por encargo del ejército de los Estados Unidos. De las notas de esta conversación surge el preciado testimonio de Christa Schroeder que permite descubrir
la cara más íntima de la compleja personalidad de Adolf Hitler.