Pese a ser la figura más representativa del regeneracionismo español, Joaquín Costa (1846-1911) es a la vez la más desconocida. Costa fue siempre un gran luchador y un gran inconformista. Enfermo y desdichado, impotente ante un país que no le entendía, hizo cuanto pudo para lograr un cambio en la sociedad de su tiempo. Su obra fue una constante lucha contra el atraso de gran parte del país y, sobre todo, contra un sistema político corrupto (el caciquismo) que lastraba su modernización. A la reconstrucción de la figura de Costa se dedica la obra del investigador británico George J. G. Cheyne en un estudio ya clásico, publicado por vez primera en 1972, y ahora enriquecido con las aportaciones de Josep Fontana y de Eloy Fernández Clemente.