Desde el enseñamiento universitario y, más especialmente, desde el secundario, se ha criticado mucho el llamado decreto de humanidades por la concepción de la historia que traspua. El Ministerio afirma que los jóvenes que ingresan en la vida adulta deben conocer la historia de su país, y por eso ha creado la asignatura Historia de España, que se inicia con el proceso de hominización y acaba con el segundo gobierno de Aznar, en la que casi desaparecen los conflictos sociales y se fomenta la memorización de largas listas de nombres de sucesos. Este nuevo decreto huye de cualquier tentación de conciliar la visión unitarista de la historia de España con las visiones hechas desde la periferia, a la vez que establece las nuevas pautas con las que los profesores de bachillerato deberán trabajar de ahora en adelante.