Álvaro Galmés vio la necesidad de analizar con minuciosidad y rigor el comportamiento, al respecto, de la épica francesa. Diversas estancias en Estados Unidos, como profesor invitado en las Universidades de Wisconsin o de Princeton, le permitieron realizar una lectura exhaustiva de los cantares de gesta franceses y de la literatura narrativa árabe, que se refleja, sin duda en esta obra.