Abigarramiento infinito de techos amarillos acompasado por muros púrpura que se reflejan en las duelas, la Ciudad Prohibida de Pekín, el mayor conjunto de palacios del mundo, ofrece un espectáculo único, el de una ciudad de una belleza que corta el aliento. Esta obra maestra es un decorado grandioso cuya principal función es poner en escena la grandeza del emperador ? garantía de la armonía del mundo y del orden universal- y de proclamar la virtud fundamental del Yin y del Yang. La belleza viene por añadidura. Ilustrado por magníficos dibujos de Patrice Serres, este paseo por el corazón del urbanismo simbólico imperial descubre los principios que, desde hace siglos, fundan y ordenada el poder en China.