En este libro, el autor, actúa de "notario de la realidad" cristiana, y le dirige un puñado de cartas al Papa, en las que con todo rigor y respeto se limita a hacerle una exposición de los temas que en la actualidad son quicio y eje en la Iglesia y en sus aledaños. De siempre es y será el Papa quien a través de sus Cartas Encíclicas, Cartas Apostólicas y tantas otras fórmulas al uso, adoctrina a sus fieles, acerca de cuantos temas tienen vigencia en la iglesia y en el mundo, sobre todo los más relacionados con ella. El autor expone esa realidad, a la espera de que la palabra del Papa la ilumine y trascienda. Al autor, por tanto, lo único que habrá de exigírsele es la fidelidad a la vida. El es portavoz de lo que de verdad piensa y hace el pueblo y la originalidad del libro está en haberse decidido a narrárselo así al Papa sin intermediarios. Esto quiere decir que felizmente los habituales medios de información pontificios se enriquecen con el de la carta directa de un periodista cristiano, que a su vez es también sacerdote.