Los cerca de sesenta relatos de horror que escribió H.P. Lovecraft
en su corta vida le dieron una nueva dimensión a la literatura de
terror, que ya no sería la misma después de él. Lovecraft
logró trascender el horror puramente humano de diablos, brujas y
vampiros e intuyó una realidad oculta, cósmica, terrorífica,
y apenas descriptible: imaginó un espantoso panteón de deidades,
los «Primordiales» o «Grandes Antiguos», con el
dios ciego e idiota Azatoth a la cabeza («una ruina amorfa de absoluta
confusión que blasfema y babea en el centro del infinito»),
Yog-Sothoth, Nyarlathotep -el Caos reptante-, Cthulhu -el morador de
las profundidades acuáticas-, y una alucinante caterva de alimañas
descarnadas, demacrados nocturnos, entidades sobrehumanas que pueblan un
Cosmos amoral, despiadado e indiferente al insignificante destino del hombre:
el horror abarcaba todo el Universo, visible e invisible. Poco a poco,
amigos y escritores afines fueron agregando deidades y sistematizando esta
espeluznante cáfila, conocida como Los Mitos de Cthulhu: Clark
Asthon Smith, escritor californiano amigo de Lovecraft, incluyó
a Tsathoggua y a Attach-Nacha; Frank Belknap Long a los Perros de
Tíndalos; Henry Kuttner a Nygotha; Derleth a Cthugha,
etc. La presente selección, Nuevos cuentos de los mitos de
Cthulhu, incluye las aportaciones hechas a los «mitos»
por una segunda generación de escritores de terror, entre los que
se encuentran Ramsey Campbell, responsable de la antología,
Brian
Lumley, Stephen King, además del propio Lovecraft y Frank Belknap
Long. «Son cuentos, los aquí recopilados, en los que se percibe
claramente la definición más querida por Lovecraft de los
mitos: un resplandor de algo tan inmenso como pueda describirse, aun siendo
de origen desconocido», como explica Campbell en el prólogo
a esta edición.