Al morir su padre, el joven Jeremy Proctor viaja a Londres con el propósito de perfeccionarse en el oficio paterno, la impresión de libros. Sin embargo, no tarda en caer en la trampa de unos hampones bien conocidos por la justicia y debe comparecer ante el juez Fielding. Para evitar que caiga en las garras de la delincuencia, el juez lo toma a su servicio y se convierte así en su asesor en la investigación de un enigmático asesinato: la vístima apareció muerta en una estancia cerrada a cal y canto y se le encontró con un arma en la mano. A través de las pesquisas de esta singualr pareja Bruce Alexander ofrece un vívido retrato del Londres de la época, de las oscuras tascas a las luces del teatro y de los callejones más peligrosos a las lujosas oficinas de la Lloyd's.
Lo más atrayente de la serie sea el componente policíaco a lo Conan Doyle. El protagonismo concedido a John Fielding, ciego pero heredero de la biblioteca particular de Henry Fielding, es un auténtico hallazgo, y el modo en que se recrea la investigación a partir de los olores, las texturas, el tono de las voces, etcétera es un recurso absolutamente original, muy atractivo y de gran efectividad. Una serie que no se puede perder ningún amante del misterio o el crimen.