Vigàta, Sicilia. Carmelina –una cabra– fue la novia del hijo cretino del marqués Filippo, y también la afligida viuda, porque el bobo apareció muerto un buen día tras un malogrado encuentro con una seta venenosa. Los planes de herencia del marqués se vinieron, pues, abajo de sopetón. Una cómica visión del primitivo y disparatado universo rural siciliano.