Bautizada en los medios franceses como la «Françoise Sagan de los suburbios», Faïza Guène saltó a la fama en otoño de 2004 con esta primera novela sobre la vida en los barrios periféricos de París. Con apenas dieciocho años, su voz fresca y vital, desprovista de todo victimismo, y su mirada irónica y devastadora sobre la cruda realidad de los guetos de inmigrantes señalaron el debut literario de esta hija de argelinos y estudiante de Sociología, que en pocas semanas se convirtió en un sorprendente fenómeno editorial reflejado también en un gran éxito de ventas. El eje central de la novela es la vida de Doria, una chica inquieta y algo díscola que a sus quince años vive con su madre en un deteriorado complejo de viviendas sociales llamado «Paraíso». Atrapada entre dos culturas y en plena crisis adolescente de identidad, Doria debe afrontar el abandono de su padre, «el barbudo», quien, obsesionado con tener un hijo varón, se ha largado a Marruecos para contraer un segundo matrimonio que le provea descendencia. Así pues, Doria contempla el mundo que la rodea sin motivo alguno que invite al optimismo: la resignada pasividad de su madre; la bienintencionada psicóloga de la seguridad social; los amigos del barrio, geniales, divertidos, pero totalmente desconectados de la realidad; y por fin, cómo no, los benditos asistentes sociales, sabelotodos empedernidos que no pueden ocultar su auténtica vocación de burócratas. Frente a un panorama tan halagüeño, Doria sólo puede ofrecer valor y determinación, aunque, eso sí, pertrechada con un ácido sentido del humor. Y como premio a tan atrevida actitud, lo que se presentaba como una desgracia tal vez pueda, inesperadamente, transformarse en una puerta abierta a la libertad.