Un día, Saturnino Aja tuvo un sueño: crear una cadena de tintorerías después de haber leído una trágica noticia en el periódico. Un hombre
decide aprovechar su muerte para hacer negocios en el limbo. Un joven ratón de biblioteca encuentra una forma de subsistir económicamente
vendiendo su conocimiento de frases de la literatura universal a aquellos ejecutivos que no pueden disfrutar del tiempo necesario para
leer. Un hijo cuenta los avatares de la vida de su padre, don Salustio, dedicado a la destilación e ingestión de whisky, una existencia que a su hijo le resulta controvertida cuando no vergonzante. Una joven
ejecutiva aprovecha los acosos sexuales de su jefe para crear una empresa que proporcionará satisfacción y placer a hombres como él.
Estos son algunos de los personajes que pueblan los relatos de Cada vez lo imposible, un libro en el que se dan cita las voces de dieciséis
escritores de habla hispana a los que se les propuso crear un relato en el que el «espíritu empresarial» fuera el hilo conductor de la
narración. Los empresarios creen que lo imposible es realizable, los escritores también. Estos dieciséis relatos «sobre la empresa de la vida» son el variopinto e interesante resultado.