El olor de las glicinas, una música escapándose bajo una puerta, el sonido de un tren que se aleja para siempre, la niña, ese chico del demonio, y una voz que cuenta lo que se ha olvidado o acaso nunca se supo.
En una casa grande y ahora sin vida, un anciano es invadido por los ecos de una tragedia que sucedió treinta años atras y que se había germinado en esa misma casa, en un pequeño cuarto de techo inclinado.
Desde entonces, ese cuarto no ha vuelto a abrir.