John Stannard, un arquitecto joven y desencantado de la vida cotidiana, recibe el encargo de restaurar una modesta iglesia de un pueblecito de la campiña inglesa. Lo que parecía un trabajo sencillo no tardará en complicarse debido al choque entre la modernidad del arquitecto y las tradiciones, costumbres y supersticiones de las gentes del pueblo.
La confrontación entre la ciudad y el campo, la modernidad y la tradición, la fe y la ciencia chocan en esta novela de un modo brutal y descarnado; pero más allá de ello, asistir a la evolución psicológica del protagonista en un medio al que parece incapaz de adaptarse es uno de los mayores alicientes de la novela.