En el París del siglo xiii, el rey Luis IX, el futuro San Luis, organiza la tercera cruzada. Richart Perpin, un colegial, hijo de un rico comerciante, más apasionado por los burdeles y las tabernas que por los libros, pide a Benodet, un juglar amigo de correrías, que haga sus deberes académicos: escribir un relato sobre la toma de Jerusalén. Mientras ambos se enamoran de la misma prostituta, una joven que ha traído de Palestina el viejo caballero templario Gile de Péronne, Bénodet escribe en octosílabos una composición, ¡Santo Sepulcro!, en la que nos sumerge en la primera cruzada. Se irán entrecruzando en un juego de espejos las andanzas de Richart y Bénodet, los atormentados amores de Luc y Édelinne y las tribulaciones del caballero templario, con el marco de fondo de las cargas de caballería y los violentos combates en Tierra Santa.
Novela en construcción, novela dentro de una novela, recreación de alguna manera de la novela de picaresca, Patrick Besson traza en ¡Santo Sepulcro! un fresco erudito de la época. Un paseo por la vida y costumbres del París ?en parte nauseabundo, sembrado de prostitutas melladas?, Aigues-Mortes, Constantinopla, Chipre, Jerusalén y los caminos de Siria y Palestina del siglo xiii, con sus lujos y miserias, sus esplendores y escatologías. Un paseo lleno de color y olores. Sobre todo olores: a vinos de Borgoña y a especias de Oriente, a sudores bélicos y efluvios amorosos, a inmundicias y heridas supurantes. Nada falta en esta novela histórica y filosófica de tintes rabelaisianos en la que se entremezclan la ficción con personajes reales como San Luis, Godofredo de Bouillon y el escritor Rutebeuf. Una trama plagada de fino humor, ironía e irreverencias sobre una época contradictoria en la que las conquistas a mandobles de acero y violaciones de mujeres iban de la mano de invocaciones divinas en favor de un soñado y pacífico mundo mejor.