El detalle reúne en un solo volumen las tres únicas novelas cortas que José Carlos Somoza ha escrito hasta la fecha. No se relacionan sólo por su extensión: también las une la intención, porque cada una de ellas cuenta la historia de una obsesión. En Planos, la obsesión de Marcelino Roimar, un joven médico que viaja al pueblo de Roquedal para realizar una sustitución de verano, se transforma en una fantasía terrorífica: la de vislumbrar otros mundos dentro de éste y conocer a la extraña criatura que los habita. El detalle está narrada por el loco «oficial» de Roquedal, Baltasar Párraga. Pese a su fama de enajenado, su obsesión, paradójicamente, resulta mucho más racional que la de Roimar. Haciendo de improvisado detective, Párraga investiga una serie de muertes acaecidas en su pueblo y atribuidas por todos a causas naturales. La boca no se desarrolla en Roquedal y su estructura es tan extraña como la obsesión de su protagonista, porque consta de una única frase, monstruosa, sin apenas pausas para el aliento. El narrador es un odontólogo que atiende una consulta próspera, vive una vida familiar gris y tiene una relación desgastada con una amante, pero su monocroma existencia cambia de improviso cuando hace un descubrimiento singular: por dentro alberga huesos.