«En un lugar indeterminado de cuyo nombre no quisiera olvidarme». Así podría haber empezado La soledad del ángel de la guarda, la última novela de Raúl Guerra Garrido, Premio Nacional de las Letras 2006. A través de un vibrante y dinámico monólogo interior, armado en una trama sin concesiones a la simplicidad narrativa, Raúl Guerra Garrido nos cuenta la historia de un ángel de la guarda, de un guardaespaldas en un lugar ?indeterminado?. Nos sumerge por los vericuetos psicológicos de un hombre al que las circunstancias de la vida le llevan a ser la sombra permanente de un profesor amenazado por el terrorismo. La peculiar relación con su protegido, marcada por las diferencias culturales, se enlaza con sus dudas vitales, los gratos recuerdos de los suyos y las ingratas peripecias para sobrevivir en una sociedad ajena. Con él sentimos la sonora incomunicación, la soledad, el rechazo xenófobo; la angustia y la ansiedad ante la amenaza desconocida y latente, la inseguridad de la seguridad, las paranoias que conlleva ser un escudo humano.
En La soledad del ángel de la guarda, Raúl Guerra Garrido hace gala una vez más de su dominio de la tensión narrativa, de su prosa precisa y contundente, trabada con un léxico de una riqueza inusual; su cualidad para hacer arte de la combinación de registros cultos y coloquiales, su capacidad para jugar con las palabras y mantener en vilo al lector que no quiera perderse sus guiños y dobles sentidos. Igualmente es fiel a una de las constantes de su obra: el cruce de espacio y tiempo, el cronotopo, a la hora de tejer una trama. Eso sí, en este caso, un espacio y un tiempo indeterminados, que todos imaginamos, y de los cuales el autor nunca quisiera olvidarse.