Al acabar sus estudios de Historia del Arte, Sebastian Zöllner malvive con pequeños trabajos ocasionales, hasta que piensa en algo que deberá cambiar su suerte: escribir la biografía del pintor Kaminski, descubierto y alentado en su día por Matisse y Picasso y conocido mundialmente a partir de una exposición de arte pop, pero que en los últimos tiempos ha caído en el olvido. Es preciso apresurarse para poder concluir la obra antes de que el pintor muera, hecho que habrá de suponer un buen lanzamiento publicitario para el libro en ciernes. En clave irónica, Kehlmann nos presenta en esta novela una curiosa reflexión sobre las tendencias nacisistas de nuestros tiempo, los límites entre apariencia y verdad, manipulación y moral. El más prestigioso crítico literario de Alemania, Marcel Reich-Ranicki, ha afirmado: “Recomiendo incondicionalmente a Kehlmann. tiene inteligencia, dotes de observación y unos diálogos maravillosos.”