La aparición de un nuevo libro de cuentos de Jorge G. Aranguren, dada su calidad, debería ser siempre un acontecimiento literario. Las narraciones que componen De un abril frío surgen de la siempre sutil combinación de realidad y ficción, mediante una reelaboración que supone manejar hábilmente lo serio y lo jocoso, la ternura, lo trascendente y lo liviano. En esta ocasión, el autor encara temas tan diversos como la vejez, la mezquindad de los editores, la envidia o algunas costumbres recientes de las fiestas populares españolas. Afronta, además, la penosa situación que padecen los habitantes del País Vasco, cuya dignidad e integridad física no siempre están al resguardo de la violencia.