Nuestra historia empieza en el Sur de los Estados Unidos, en la boyante década de los años 50.
La Gran Guerra hace años que terminó, la televisión ha llegado a los hogares y el optimismo se hace dueño de la población. En ese entorno, Henry Walker, quien en una ocasión fue el mago más impresionante del mundo, se pudre poco a poco en un espectáculo de variedades de tercera, el Circo Chino de Jeremiah Mosgrove.
Y, sin embargo, Henry es mucho más de lo que aparenta. Cuando Henry, de niño, se encontró con Mr. Sebastian, éste le concedió un deseo que marcaría y condenaría su vida: la capacidad de hacer magia. A partir de ese momento, Henry vivirá atormentado por lo que provocó este don. Su historia esconde todo lo que nos parece irreal: un mago negro que no lo es, una niña inocente que desaparece sin dejar huella ni recuerdo, una mujer que juega con la frontera de la muerte, para ir a ella y volver a su antojo...
En un sugerente juego de ilusionismo, Daniel Wallace consigue hacer verosímil la magia, incluso más que la propia realidad, a través de un personaje que nos inspira ternura y nos intriga a partes iguales, héroe y villano, niño y adulto, mago y farsante.
¿Qué hay detrás de Henry Walker?