Me prometí a mí mismo que nunca más, nunca, querría saber nada de ese colegio. Cuánto daño, íntimamente, me había venido de sus días, y qué malas fueron su sociedad y su época. El colegio se llamaba, y se llama, Nuestra Señora del Pilar, en pleno barrio de Salamanca. Estaba regentado, y supongo que lo seguirá estando, por religiosos marianistas. Una manzana entera de estilo neogótico, muy puro. El colegio entonces más famoso y elitista de Madrid, el de Luis María Anson, Alfonso Ussía, Juan Luis Cebrián, Javier Solana, Alfredo Pérez Rubalcaba, Jaime Lissavetzky, José María Aznar, Fernando Savater o Luis Alberto de Cuenca, entre muchos otros.Llegué al colegio en los primeros días de octubre de 1962, con once años, para empezar lo que entonces se llamaba segundo de bachillerato, y salí definitivamente a mediados de junio de 1968, tras haber concluido lo que se llamaba entonces preuniversitario, con casi diecisiete años. Sólo una vez he vuelto después a ese colegio, nunca más. El colegio, como casi todo, habrá cambiado mucho. De hecho, supongo que como todos hoy será un colegio mixto, lo que en mi tiempo hubiera sido, radicalmente, inimaginable. Aquél era un colegio puramente masculino. No, no tengo simpatía por aquel colegio que viví, no tanto por el colegio en sí cuanto a sus moradores y habitantes varios. Alumnos y profesores, acaso alumnos especialmente… Este es el relato, la confesión, de aquel escolar adolescente y de sus mejores y peores días, días de esplendor y de tormento.Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) estudió filología clásica y románica en la Universidad Complutense de Madrid, pero nada más terminar se dedicó a la literatura. Es autor de varios libros de poemas, entre los que destacan Sublime Solarium (1971), Huir del invierno (1981),por el que recibió el Premio de la Crítica, La belleza impura (1989), tercera edición de su poesía completa, Desequilibrios (2004) y Los gatos príncipes (2005), Premio Internacional Generación del 27. Ha cultivado también la novela, con títulos como Amor pasión (1983), Chicos (1989), El burdel de Byron (1995), por la que obtuvo el premio Azorín, Fácil (1996), El charlatán crepuscular (1997), Madrid ha muerto (1999, recuperada en 2006 por El Aleph), La nave de los muchachos griegos (2003) y El bello tenebroso (2004). También ha escrito varios libros de corte ensayístico y periodístico, como El libro de las perversiones (1992), Biografía del fracaso (1997), Caravaggio, exquisito y violento (2000), Madrid: Introducción plural a la villa y corte (Ediciones Península, 2004) o Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma (2006) entre otros, y de memorias, como Patria y sexo (Seix Barral, 2004) y Los días de la noche (Seix Barral, 2005). Colabora en los programas radiofónicos «A vivir que son dos días» (Cadena Ser) y «El ojo crítico» (Radio Nacional de España), en el diario El Mundo y en los suplementos de libros de El País y El Periódico.