Efraim Nomberg, Fima, tiene cincuenta y cuatro años y vive en Jerusalén. Huérfano de madre desde los diez, mantiene una complicada relación con su padre. Tras haber creado muchas expectativas como estudiante de historia y, después, como poeta, su existencia se llena de pronto de renuncias. Fima es un hombre contradictorio: atento y distraído, melancólico y entusiasta, algo dejado en su aspecto físico, pero muy querido por sus amigos, sobre los que ejerce una extraña fascinación. Sólo se exalta cuando habla de política y critica al gobierno israelí por la miopía con que trata la cuestión de los territorios ocupados. Ésta es su historia, una historia por la que transitan los personajes más disparatados: Baruj, su padre, famoso fabricante de productos cosméticos; Yael, su ex mujer; Nina, su amante, y el pequeño Dimi, hijo de Yael, al que Fima considera un poco su hijo. «El personaje de Fima es un Oblómov de fin de siècle. Su entusiasmo y su pasión moral se desarrollan magníficamente en el Israel actual. Pero ¿no existen también en cualquier lugar? Una novela llena de sensualidad, humor e inteligencia.» Nadine Gordimer, The Observer