Cierta vez, el agua pura de la vida brotó de la tierra para ofrecerse generosamente a los hombres. No pasó mucho tiempo para que algunos cercaran la fuente y la sintieran de su propiedad exclusiva. Entonces el agua, ofendida, optó por brotar en un lugar desconocido... Cuando los grandes maestros no encontraban las palabras, ni las definiciones intelectuales para explicar las más importantes enseñanzas de la vida, recurrían a la parábola, a la fábula, al mito o al sueño.