El autor de Stonehenge y creador de los personajes Sharpe y Thomas de Hookton, nos sorpende esta vez con una rigurosa novela histórica situada en el Londres de principios del siglo XIX. A su regreso de la batalla de Waterloo, el soldado Rider Sandman, acepta recabar pruebas que demuestren la culpabilidad del pintor Charles Corday en la muerte de una joven aristócrata. Todo está a punto para ejecutarle, pero en su investigación Sandman descubre la inocencia del pintor y tiene muy poco tiempo para intentar demostrarla.
Una novela de gran intensidad que mantiene al lector en permanente tensión y, que además ofrece una ajustada imagen de los ambientes judiciales y penitenciarios londinenses así como todo el bullicio y la agitación del variopinto Londres de la época.